jueves, 31 de mayo de 2012

El exsecretario de Gobierno sale a la calle


7 DE ABRIL DE 2012 · COMENTARIOS DESACTIVADOS, EDICION JALISCOJALISCOPROCESO ELECTORAL


En el barrio de San Juan de Dios, el 30 de marzo, el candidato panista al gobierno de Jalisco, Fernando Guzmán Pérez Peláez, le preguntó a un joven en situación de calle qué iba a hacer al día siguiente. “¡Qué te importa!”, fue la respuesta. Así inició la campaña del partido en el poder.


El plan era que todo estuviera listo desde las últimas horas del 29. Minutos antes de la medianoche, a dos cuadras de la arena Coliseo, donde arrancaría el proselitismo del abanderado panista, no había sino unos cuantos reporteros que esperaban cámara en mano la llegada del dos veces exsecretario de Gobierno y aspirante a ser el cuarto gobernador consecutivo del PAN. Sólo llegaba en ráfagas la música de banda del bar Arandas.
Guzmán Pérez Peláez llegó poco después de la medianoche en una camioneta blanca de lujo, con su equipo. Acompañado de su esposa, Natividad de Anda, el hombre que fuera mano derecha del gobernador Emilio González emprendió un recorrido a pie por las calles marginadas de Guadalajara, no muy lejos del centro.
“Quiero comenzar mi campaña con los que padecen y sufren más”, afirmó, con los pies pegados a la tierra, es decir, con sus mocasines cafés sobre el agujereado pavimento.
Al llegar a las calles de Fortunato Arce y 20 de Noviembre se detuvo ante un grupo de indigentes con indicios de estar intoxicados. Con la mirada errática y el dedo índice apuntando al candidato, Ricardo Manuel Villalobos, de 24 años, acusó al exfuncionario “por su mal gobierno”, que según él generó su condición de calle. Guzmán se le acercó y le preguntó:
–¿Qué haces durante el día?
–Drogarme –contestó el joven con el reto en la mirada.
–¿Y que vas a hacer mañana, drogarte también?
–¡Qué te importa!
–Por eso estamos aquí, porque me importas.
–Veme… Tu gobierno no me responde.
–Por eso estamos aquí, porque quiero ser gobernador –dijo Guzmán con una sonrisa.
–¿Del PRI?
–No, del PAN.
–Es que yo le voy al PRI… A ver, ¿me vas a dar dinero?
–No. Te voy a enseñar el camino para que puedas salir adelante.
–¡Ay! Ya empezó la terapia…
El equipo de campaña trató de calmar al muchacho y sacó de unas cajas de cartón que llevaban un par de lonches, refrescos y cobijas, para dárselo al grupo de indigentes.
Desconfiado, el aspirante continuó su recorrido por la calzada. Al ver a una discapacitada que se traslada en una patineta, él y su esposa se detuvieron a charlar con ella, mientras la mimaban. Ella se dejó apapachar y a cambio tuvo que oír el discurso: “Yo quiero ser gobernador para generar empleos para ustedes y que tengan mejores oportunidades”, “quiero ser gobernador y ayudar a las mujeres como tú, que se la rifan para sacar a su familia adelante”…
La mujer se limitaba a sonreír y veía de reojo a su amiga Otilia Arellano, lideresa de la organización civil Amigos del Crucero, quien por coincidencia realizaba ahí su cotidiana labor de ayuda a sus compañeros en situación de abandono.
Cuando el candidato continúa su camino, se le pregunta a la activista qué piensa de la forma en que Guzmán Pérez Peláez empezó su campaña. Se apresura a contestar:
–Ya nos la sabemos, cada seis y tres años es lo mismo. Nomás son tiempos de campaña y ahora sí buscan acercarse con uno. Hasta les damos el avión, lo que importa no es lo que digan sino que lo cumplan, y si de verdad nos van a ayudar, que no lo digan: que lo hagan.
Por lo visto, el candidato panista no ha escuchado ese consejo. En su recorrido se detuvo a conversar con dos madres solteras que venden chicles y lavan los carros en la calle para pagar la casa de huéspedes donde viven con sus pequeños. A ellas el exsecretario de Gobierno les prometió “un mejor Jalisco, lleno de mejores oportunidades”.
Tal vez era la prisa, porque aún le dio tiempo de saludar a unos mariachis, y a uno que otro transeúnte que le extendía la mano. Eso sí, nunca hizo caso de aquello que le gritaban. Por ejemplo, la pregunta de una joven prostituta quien al verlo bajo los reflectores de los medios quiso saber: “¿Ya le sacaron la foto con los pobres?”. Desde el otro lado de la banqueta un señor ironizó: “¡Mamá, préndele a la tele que por primera vez voy a salir!”.
El recorrido culminó en una vieja vecindad de la calle Leona Vicario. El candidato se detuvo ante algunos cuartos de la planta alta, donde viven más de 60 familias, y repartió víveres. Cuando llegó a uno de ellos conversó con Israel, de ocho años, y con su madre. Ella creyó que Guzmán Pérez Peláez era el presidente Felipe Calderón, y se desilusionó cuando le dijeron la verdad. Preguntó entonces de qué partido era y, ante la respuesta, le dijo que lo apoyaría pero no puede darle su voto porque es de Michoacán.
Empanadas recreactivas
Después de ganarse la simpatía popular, el abanderado del PAN, su esposa y Santiago, uno de sus 11 hijos, subieron a la camioneta y se fueron a la sede estatal de su partido. Ahí lo recibieron con mariachis un pequeño grupo de amigos y familiares, así como otros candidatos a puestos de elección popular. Se anunció que poco después de la medianoche se comunicarían en teleconferencia con la aspirante presidencial, Josefina Vázquez Mota. Esto no sucedió.
Entre la desorganización, Guzmán se puso a cantar El rey, de José Alfredo Jiménez, y ya entonado se soltó en un breve discurso sobre la falta de oportunidades que se percibe en las calles más pobres de Guadalajara.
Entre tanto su esposa, consumida por el cansancio, cabeceaba.
La prisa por que concluyera ese primer acto de campaña hizo aplaudir antes de tiempo al candidato a alcalde de Guadalajara, Alberto Cárdenas Jiménez; al presidente del PAN Jalisco, Miguel Ángel Monraz Ibarra, y al exdirigente del PAN Jalisco, Hernán Cortés Berumen.
Cerca de las 2:30 de la mañana, sin mencionar sus propuestas de gobierno, Guzmán al fin dio por terminado su primer día de proselitismo.
La tarde siguiente Guzmán salió con su equipo a pegar calcomanías en los automóviles atrapados en los cruceros. En Federalismo y Juárez encontraron una brigada del PRI que hacía lo mismo y hubo escaramuza verbal. Aunque no estaba presente Aristóteles Sandoval, el candidato del PRI, los automovilistas se resistían menos a portar sus engomados que los del exsecretario de Gobierno.
El domingo 1 Fernando Guzmán encabezó un paseo ciclista con familiares y simpatizantes en la Vía RecreActiva. En ese acto sí destacó los ejes de su propuesta de gobierno, aun cuando el artículo 14 del reglamento de dicha vía, establecido por la administración priista de Guadalajara, prohíbe actividades proselitistas en ella y a una distancia de 100 metros.
El contingente de 30 personas de Guzmán y sus acompañantes salió de la Vía RecreActiva en la calle Álvaro Obregón, para llegar en procesión al templo de la Purísima Concepción y celebrar el Domingo de Ramos. Al culminar la misa, un grupo de jóvenes panistas preparaban ya, afuera del templo, cientos de empanadas que se entregaron en bolsas azules y en nombre de Guzmán a todos los feligreses.
La reacción del PRI fue inmediata. El mismo domingo el candidato Aristóteles Sandoval pidió no “ensuciar” la vía con proselitismo y exhortó al Instituto Electoral y de Participación Ciudadana y al ayuntamiento tapatío a investigar ese acto.

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